Cuando las riquezas desaparezcan y todo se desmorone, el perro será tan constante en su amor como el sol que cruza el cielo

El único amigo verdaderamente altruista que un hombre tiene en este mundo egoísta, el amigo que nunca lo abandonará, el que nunca es ingrato ni lo traicionará, es su perro.

El perro permanecerá con su humano en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Dormirá en el frío suelo donde soplan los vientos del invierno y cae con furia la nieve, solo para estar cerca de su dueño.

Besará la mano de su humano, incluso cuando esa mano no puede proporcionarle comida; lamerá las heridas y los rasguños, que son el resultado de los choques con la crueldad del mundo.

El perro guarda el sueño de su dueño pobre con el mismo celo que si fuera un príncipe. Cuando todos los demás amigos se hayan ido, este permanecerá.

Cuando las riquezas desaparezcan y todo se desmorone, el perro será tan constante en su amor como el sol que cruza el cielo.

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