Una extraña petición de mi vecina de colgar una bolsa en el espejo de su coche, que solo entendí tras su regreso…
Mi vecina se fue por una semana y me pidió que hiciera algo extraño: colgar una bolsa en el espejo de su coche.
Ella me dijo brevemente:
– Solo hazlo, y ya está.
No hice preguntas. Bolsa es bolsa. Aunque me daba curiosidad saber por qué una persona adulta necesitaría una bolsa en su coche si está estacionado.
Cada noche sacaba a pasear al perro y echaba un vistazo cuidadoso a esa bolsa.
Cada vez me sentía un poco tonta.
De verdad, ¿a quién más se le ocurriría algo así?
Cuando mi vecina regresó, reuní valor y le pregunté:
– Oye, ¿puedo saber de qué se trata este juego de la bolsa? Hice todo lo que me pediste, pero me sentí un poco… extraña.
Ella se echó a reír, pero no de manera despreocupada, sino como alguien que tiene su propio dolor, su propia astucia y su experiencia.
Y me dijo:
– No es un juego. Es mi manera de verificar si mi hijo utiliza mi coche mientras no estoy.
Resultó que su hijo adulto vive con ella, y tienen un problema eterno: el coche.
Él asegura que “solo por un par de minutos” o “solo hasta la tienda”.
Pero en realidad, recorre kilómetros.
Y lo hace siempre en silencio, de noche, cuando ella está dormida.
Un día se dio cuenta de que la gasolina se consumía, la alfombrilla estaba movida, el asiento alejando. El parachoques estaba rayado.
Su hijo jura:
– No lo toqué. Debe ser una ilusión tuya.
Y ella ideó este método: una bolsa en el espejo.
Si la bolsa está en su lugar, significa que el coche no se movió.
Si la bolsa desaparece o está colgada de forma diferente, significa que su hijo lo usó.
Me miró y dijo con tanta calma que incluso resultaba gracioso:
– Un GPS cuesta dinero. Pero una bolsa, no.
Al principio me reí, pero luego reflexioné: en esta astucia doméstica había menos control y más amor.
No se trataba de castigar. No se trataba de atrapar. Simplemente de saber la verdad, para entender qué le sucede a su hijo con quien vive en el mismo apartamento… pero no siempre con la misma confianza.
A veces, las cosas más simples cuentan más sobre una familia que largas conversaciones.
¿Y qué piensan de este truco de mamá: astuto y efectivo o un disparate completo?