HISTORIAS DE INTERÉS

¡Nunca pagues el bien con el mal, sino siempre haz el bien en lugar del mal!

Había un hombre que tenía un perro. El perro guardaba la casa y el jardín, pero llegó un tiempo en que el perro se hizo viejo, y entonces el hombre se dijo a sí mismo.

¿Para qué necesito un perro si es tan viejo? Iré y lo ahogaré. Desató el bote, puso al perro en él, al que le ató una piedra al cuello, y remó hasta el medio del río. Cuando el bote llegó al rápido, el hombre se levantó, levantó al perro y lo arrojó al agua.

Pero el bote se balanceó con el fuerte empujón, el hombre no se sostuvo, cayó al río y comenzó a ahogarse. La piedra se deslizó del cuello mojado del perro, y este quedó libre. Con todas sus fuerzas, el perro se lanzó a salvar al hombre y lo arrastró hasta la orilla.

El hombre se quedó vivo y volvió a casa con el perro. Se volvió cuidadoso y cuidó de ella mientras estuvo viva.

¡Nunca pagues el bien con el mal, sino siempre haz el bien en lugar del mal!

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