HISTORIAS DE INTERÉS

Mujer dedica 3 años al cuidado de una tortuga su “alma gemela” y tiene una historia notable que contar

Spongie ha puesto a prueba todas las nociones de amor de Jessica y ella ha superado cada una de ellas con creces.

Jessica siempre supo que había una conexión mágica entre los humanos y los animales, incluso si algunas personas pensaban que estaba soñando.

Pero tuvo la oportunidad de probar esa creencia cuando conoció a Spongie, una pequeña tortuga que necesitaba desesperadamente un héroe.

Los anteriores dueños de Spongie no pudieron afrontar su mala salud y simplemente lo dejaron atrás.

El pobre se enfrentaba a la sombría posibilidad de ser sacrificado si nadie intervenía.

El corazón de Jessica se ablandó por el pequeño, y decidió asumir el desafío de cuidarlo hasta que recuperara la salud.

Cuando Jessica trajo a Spongie a casa por primera vez, fue como entrar a una sala de urgencias para reptiles.

Su caparazón estaba blando y frágil, mostrando signos de desnutrición, y sus ojos estaban en mal estado.

Jessica, que no tenía idea sobre el cuidado de reptiles, se sumergió en un curso intensivo sobre el cuidado de tortugas.

¡Imagina tener que lidiar con antibióticos, gotas para los ojos, vitaminas e incluso inyecciones para una pequeña tortuga!

Los médicos no tenían mucha esperanza, pero Jessica no estaba dispuesta a rendirse.

A pesar de las perspectivas sombrías, Jessica se arremangó y se puso a trabajar, determinada a darle a Spongie el mejor cuidado posible.

No fue fácil: requirió mucha paciencia y una curva de aprendizaje pronunciada.

Pero cuando Jessica dominó los tratamientos, Spongie comenzó a mostrar signos de mejoría.

Su caparazón comenzó a endurecerse y sus ojos se aclararon.

Fue un camino lento y accidentado, pero la dedicación de Jessica empezaba a dar frutos.

Mientras mejoraba la salud de Spongie, también lo hacía su personalidad.

¡Esta pequeña tortuga tenía un toque especial para la diversión!

Le encantaba arrastrarse por los circuitos de obstáculos que Jessica creaba para él y se divertía mucho acurrucándose bajo las mantas.

Spongie se volvía más fuerte y feliz cada día, y el corazón de Jessica se llenaba de alegría.

Su vínculo se profundizó mientras ella lo veía prosperar, convirtiéndolo de solo una mascota en un querido compañero.

La conexión entre Jessica y Spongie era algo especial.

Spongie prefería pasar tiempo con Jessica por encima de cualquier otro, especialmente durante las comidas y los momentos de acurrucarse.

Con un pico similar al de un ave, Spongie mostraba que adoraba las rutinas especiales de cuidado de Jessica.

Su estrecho vínculo se debía al afecto y amor que Jessica brindó desde el principio.

Spongie tenía una rutina diaria que seguía como un reloj.

Se despertaba exigiendo desayuno, exploraba el exterior y le hacía saber a Jessica sus necesidades golpeando su caparazón contra la puerta.

¿Quién habría pensado que las tortugas podrían ser tan inteligentes y expresivas?

A Jessica le encantaban sus curiosas travesuras y siempre estaba lista para satisfacer sus necesidades, profundizando su vínculo especial.

Jessica cree firmemente que los reptiles pueden mostrar amor, incluso si es un poco diferente a los típicos mimos de una mascota.

El comportamiento de Spongie—su naturaleza audaz, su disfrute al ser manejado y acurrucado—mostraba un tipo de amor que Jessica atesoraba.

Era claro que Spongie confiaba en ella completamente, y esta confianza se sentía como puro amor para ella.

Tristemente, después de dos años de buena salud, la condición de Spongie comenzó a declinar. Dejó de comer y dormía más de lo usual.

Diagnosticar sus problemas fue difícil, dado lo complicado que es examinar el interior de una tortuga.

A pesar de intentar con un tubo de alimentación y tratamientos con nebulizador, la salud de Spongie siguió empeorando.

Falleció a los cinco años, dejando un gran vacío en el corazón de Jessica.

Al recordar su tiempo con Spongie, se consolidó el sentido de conexión y propósito de Jessica.

Ella cree que estaban destinados a encontrarse, formando un vínculo que fue verdaderamente especial.

La historia de Spongie destaca las poderosas conexiones que pueden florecer entre humanos y animales, incluso cuando las probabilidades están en contra.

Para Jessica, Spongie fue más que una mascota—era un alma gemela, demostrando que el amor realmente no tiene límites.

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