Estaba lloviendo fuertemente en la calle, cuando encontró su felicidad en un pequeño gatito
Katrina se apresuraba a casa porque llovía mucho ese día. Desde lejos, notó una extraña rata sentada bajo la lluvia. Al acercarse al montón gris mojado, que se disolvía cada vez más en un creciente charco, la chica involuntariamente ralentizó su paso. Miró más de cerca y se dio cuenta de que no era una rata en absoluto.
Ella lo levantó y lo llevó a casa. El pequeño se comportaba muy tranquilo y temblaba mucho. Había algo mágico en el silencio entre ellos, como si estuvieran intercambiando pensamientos.
Así comenzó su asombrosa historia de amor y amistad. Y lo más importante: invaluable. Porque cada rescate de vida es invaluable. El gatito aún no había abierto los ojos, y su cordón umbilical estaba seco y pegado a su estómago. Era muy pequeño, recién nacido.
Incluso después de dos semanas de alimentación regular cada dos horas con una jeringa, su peso era de solo cien gramos. Pero ya se parecía a un gatito, no a una rata.
Pronto el pequeño abrió sus increíblemente hermosos ojos, que miraban con amor a Katrina.
No solo los ojos del gatito eran hermosos, sino también su pelaje de tono capuchino, que a su dueña le encantaba acariciar.
El pequeño se dormía en los brazos de Katrina y se despertaba allí. Así era cada noche y cada mañana. El gatito deleitaba a Katrina con un fuerte ronroneo que la animaba durante todo el día. Ya no necesitaba tomar café por la mañana para despertar. Ahora se sentía bien sin él.
Y dos meses después, el gatito ya pesaba un kilogramo. Se volvió muy activo y le encantaba ayudar a su dueña con todas las tareas.
Y un poco más tarde creció completamente. Se convirtió en un verdadero gato y su pelaje se oscureció un poco. Katrina adora a este hombre peludo!
Ella agradece a la lluvia y a Dios por su encuentro.